sábado, 18 de junio de 2011

El Voto PituKo








El Voto PituKo

Hay alarma, susto, vestiduras rasgadas.
El choreo de Schoklender puede restar votos al Kirchnerismo. Quizás. ¿Qué votos?
El voto delicado. El voto desconfiado. El voto elegante y fashion que entendió algo de la política con la muerte de Néstor. El voto calificable. El voto que miró con simpatía la Ley de Matrimonio Igualitario. Pero el voto que lo retiene la mano hasta el último momento. El voto que no votaría al Kirchnerismo, si por ejemplo, se descubriera que Máximo o Florencia van a un spa exclusivo en Las Vegas. O el voto que votaría al Kirchnerismo si Fidel mandara un mensaje inconfundible, con nombre y apellido de apoyo a Cristina.

El voto que no percibe los beneficios de la Agnación Universal. U otros, que no me interesa detallar. El voto chantaje, no votaría al Kirchnerismo, por ejemplo, si se conociera, que Estela de Carlotto, se comió un helado que costó 12 dólares, o le metió una puteada a Juan Cabandie. Porque tampoco votaría a Cabandié.
Esos votos están en riesgo, Los votos subibaja. Los votos que irán a los representantes Kirchneristas siempre y cuando (¡OJO! – que es amenaza-) demuestre una impecable solidez y conducta estética y moral, que muchas veces falta. El voto condición. El flojito. El voto pituco que vota a Solanas y le perdonan mil estupideces, cobardías o agachadas. El voto que mira azorado lo de Schoklender, pero desconocen la lucha de años. De años, de Las Madres, cuando ni siquiera se votaba.
Ese voto, ese voto canalla. Metételo bien, pero bien en el culo. 
Votá a la moda, perejil, que no nos haces falta.

Ernesto Argañaraz.

martes, 14 de junio de 2011

FÁBULA DEL DIABLO DE LOS POBRES





Fábula del Diablo de Los Pobres

Una mañana, el diablo de Los Pobres, se le apareció al negrito.
Solamente hoy vas a vivir, le dijo, mañana, a esta misma hora, habrás muerto.
El negrito, acostumbrado a la poca cosa de siempre, no se sorprendió y siguió fumando. No obstante, le dijo el diablo, para recompensar tu infortunio te entrego este dinero. Haz con él, lo que quieras
Y le dio cien mil pesos.
Y se fue.
El negrito no demoró un segundo en empezar a gastarlos.
Se compró un teléfono satelital, de los más caros del mercado.
Se compró el  televisor más caro.
El equipo de música más exótico.
Como en el barrio de pobres no había otra manera, contrató el servicio de televisión satelital más cara del mundo, con la mejor antena.
Mañana me voy a morir, pensaba.
Fue a un local de calzado deportivo y le dijo al despachante, déme las zapatillas más caras. Cuestan cinco mil, le dijo el empleado. No importa, le dijo el negrito. Y se fue atropellando con las zapatillas más caras del mundo. Pensando en como lucirían primero en el ataúd, después sin nadie.
Se compró la gorra más chillona y la moto más veloz.
Manejó la moto más veloz sin miedo, velozmente, sabiendo que se iba a morir al día siguiente.
Se compró la lata de pegamento más grande. La aspiro.
Con el último dinero se compró un arma.
El sol le dio de lleno en la cara. El diablo de Los Pobres, el canalla, otra vez lo había engañado, dejándolo vivo y pobre, como de costumbre.
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Ernesto Argañaraz